Es-cri-bir / Escri-bir / Escribir


Si llueve, como ahora, escribir es fácil. Basta con mirar por la ventana, saludar el Ávila que acaricia el hombro izquierdo de mi casa, percibir su aliento silvestre cuando susurra la lluvia entre sus sinuosidades..., y ya puedo empezar a teclear en los delicados dientes de Peregrina. No importa lo que escriba, ella se deja castañetear, porque está hecha para pronunciar, letra por letra, las palabras.

Escribir ES CRIbar la idea BIRlando las pelusas que la afean. 
ESCRIbidora de vicio y oficio a la BIRlonga de alguna musa loca.
ESCRIBIR cada día, como si no me alcanzara la existencia para juntar todas las oraciones en párrafos que descienden por las escaleras de las páginas.
ES así, y si no, estallaría en una CRIsis de abstinencia, como la del borracho que vive en una BIRra y se ahoga en la sed de sus delirios.
ESCRItos quedan, entonces, una historia, una opinión, un cuento, un poema... como por arte de BIRlibirloque.

En el calendario de los días comerciales, alguien tuvo la tonta idea de incluir también un Día del Escritor. ¿Comprarán más libros los lectores? ¿Escribirán más los escritores o es un día de asueto? El escritor devoto de su pluma o de las teclas de su máquina escribe a diario, porque comer y escribir son hábitos que se practican de igual manera. Dejar de escribir tiene las mismas consecuencias que dejar de comer.

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