El fecundo trovador



Facundo Cabral anduvo por el mundo "con blandura", suavizando con su trova las durezas de la vida, plantando en la conciencia y en el corazón de los hombres las semillas del amor y de la paz. Nació casi en la calle y en las calles de cientos de pueblos y ciudades, alrededor de los cinco continentes, pasó toda su vida rasgando dulcemente las cuerdas de su guitarra mientras predicaba la humildad del agua, la bondad de Dios, la gratitud por cada nuevo día.

Facundo compartió su pan hecho canción con los hambrientos de esperanza y se entregó, sin rastro de miedo, a la voluntad del Gran Proveedor del alimento cotidiano de las aves y de las vestiduras de los lirios. Un hombre sin casa y sin cosas, un vagabundo "first class" que halló su camino en los caminos y construyó su hogar en la palabra. No se dejó vencer por el dolor, ni cedió frente a la desgracia, por el contrario, "cabralgó" a través de las adversidades y fue al encuentro de su más grande hallazgo: el amor.

¿Por qué tuvo que morir asesinado? Quizás porque su última misión en la vida era que su propia muerte revelara un mensaje, pero a mi me parece que Facundo no ha muerto, simplemente se mudó de barrio.

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