Copla doméstica


Alma Adriana, amiga mía,
no sé cómo agradecerte
tu buena acción para el día
más difícil de los siete.

Es tan grande mi emoción
que dispuesta estoy a hacerte
un pedestal de papelón 
con letras de majarete.

Gracias a tu intervención,
me libré al fin del paquete
de la escoba y del plumón,
del coleto y del retrete,
de las ollas y el fogón,
del trapo y el detergente.

Ha sido una bendición
que me enviaras a esa niña,
porque era una inmolación
tener que limpiar. ¡Qué piña!

Yo no nací pa’ este trote,
ni jugar quiero esa rifa.
Mejor estoy sin consorte,
pero nunca sin cachifa.

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