Buscando un Vietnam

Más de 58.000 muertos, 300.000 heridos y miles de sobrevivientes con traumas psíquicos y muchos de ellos con discapacidades permanentes, dejó la guerra de Vietnam, desarrollada entre 1958 y 1975. Una verdadera tragedia humana, social y económica para los países involucrados en el conflicto bélico (Vietnam del Norte, Vietnam del Sur, Laos, Camboya y los Estados Unidos de Norteamérica). Un acontecimiento estremecedor que el resto del mundo no debería olvidar, entre otras razones, para que no se repita en ninguna otra parte.

A raíz del resultado del referéndum "autonómico" realizado en la provincia de Santa Cruz, en Bolivia, en el cual la oposición obtuvo el triunfo que, finalmente, el Senado boliviano ha reconocido, el presidente venezolano Hugo Chávez ha desempolvado, una vez más, al Che Guevara, para amenazar con "un Vietnam, dos Vietnam o tres Vietnam en América Latina".

Lo primero que llama la atención es que se ha expresado con una autoridad tal, que cualquiera podría pensar que él es el presidente de Bolivia, o visto desde otra óptica, que Bolivia es una colonia de Venezuela. No será un disparate esta hipótesis si se considera que Chávez ha admitido su injerencia en los asuntos bolivianos y su disposición a intervenir directamente en ese país si las circunstancias obligasen a "cambiar las reglas del juego".

Es muy grave esta postura de un gobernante extranjero con respecto a un país independiente, cuyos ciudadanos están en el derecho de tomar sus propias decisiones y cuyo Gobierno no debería aceptar, bajo ningún pretexto, que alguien le diga cómo ejercer el poder, o que un gobierno foráneo asuma su defensa, mediante atribuciones que no le corresponden.

Pero el problema no se limita a una mera injerencia del mandatario venezolano en el gobierno boliviano, pues bien sabemos todos, allá y aquí, que quien le dicta la agenda a Evo Morales es Chávez; el problema es que su intromisión, además de ilegal y abusiva, constituye una violación a la soberanía de Bolivia y el desconocimiento de una decisión tomada por la mayoría del pueblo boliviano. Esa actitud de intolerancia frente al resultado del referéndum autonómico, esa agresión psicológica contra la oposición boliviana, esa amenaza ridícula dirigida al gobierno norteamericano, son fanfarronerías de un hombre perturbado por el poder, que alucina y delira, convencido de que algunos países latinoamericanos son satélites de su sistema revolucionario y que, por lo tanto, están sometidos a su voluntad.

Al retrotraer el dolor y la muerte de Vietnam sin escrúpulo alguno, deja al descubierto sus peores miserias: una insatisfecha sed de sangre, una ambición desmedida de poder y un miedo incontrolable ante la adversidad. Pero el Vietnam que busca no lo hallará en Bolivia, ni en Venezuela, ni en ningún lugar del mundo.

Hugo Chávez lleva un Vietnam dentro de sí mismo y será su propia violencia el napalm que lo destruya.

13 de mayo de 2008

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tu opinión sobre este post.

Instagram