La coca daña el coco

¿Dónde se deformó y maleducó ese muchacho? ¿Nació echadito a perder o se perdió en el camino de su casa a la escuela? ¿Será influencia de las malas juntas?

Ya sabemos que lo hechiza el poder, que el dineral que mal maneja lo obnubila, que el parasitismo lacayuno lo excita, que la adulancia de sus homólogos le infla el ego, que la devoción de las masas lo eleva… Pero desde que se dejó de disimulos y decidió voltear las erres, anda en una onda de libertinaje histérico que ha dejado boquiabierto y espantado a más de uno. ¿Qué le pasa a ese tipo? ¿Se fumó una lumpia?

Siendo el primer ciudadano del país, se comporta de lo último. Siendo el presidente de la República, actúa como un revoltoso antipatriótico. Siendo el comandante en Jefe de la Fuerza Armada, se exhibe como si comandara un frente guerrillero. Siendo el jefe del Estado, parece el jefe de una banda de malandros. Siendo hijo y hermano de docentes, su ignorancia es delirante (Uslar Pietri dixit) y su conducta indecente.

Debe ser la coca. La coca boliviana, que no será tan buena a ras del mar como en el altiplano. Y claro, si cuando amanece, en vez de crema dental usa pasta de coca para cepillarse, y durante el día, en vez de buen chimó, masca hojas de coca, ¿cómo no se le van a chamuscar las neuronas? Por eso es que está el hombre tan soplado. Voladísimo anda a todas horas, montado en el sube-y-baja de sus alucinaciones, tronao en el trono de su neoimperialismo hemisférico, belicoso y camorrero para adentro y para afuera. Todo un retrato hablado de la ciclotimia endógena.

¿Que aquí todo está al revés? Depende de lo que sea el envés para cada cual. Quien debe dar ejemplo de buen ciudadano, es un mal ejemplo para los buenos ciudadanos; hace ver lo malo como bueno y lo bueno como malo. Lo anormal es lo normal y viceversa. Lo inmoral y lo amoral constituyen la doble moral que se propaga como el fuego, incendiando las conciencias y dejando en su lugar un montón de ceniceros para las colillas ideológicas. La mentira es la verdad y la verdad es un montaje mediático.

No cabe duda, la coca lo descoca y por eso dicen por ahí que le patina el coco. Quizá sea esto lo que haga que, finalmente, se caiga del coco donde sigue encaramado, por ahora, porque cuando la piedra le dé al cocotero, tero, tero, en seguida el coquito caerá.

Advertencia: "La coca daña el coco". Este podría ser el próximo lema de "Alianza para una Venezuela sin drogas". Y mejor sería si Venezuela se aliara con aquellos países cuyos gobiernos luchan contra el narcotráfico, y dejara de ser el puente entre los campos de amapolas y las urbes de adictos. Pero eso no sucederá mientras el presidente de Venezuela, ya sea en plan de anunciante publicitario por televisión, ya sea en la intimidad de sus aposentos, siga masticando hojas de coca para meterse una nota sicodélica a ritmo de tambor.

5 de febrero de 2008

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