Congelados por la vergüenza

"Congelan 12.000 millones de dólares en bienes de Petróleos de Venezuela (Pdvsa) por disputa con Exxon" (El Universal, 07/02/2008 y en una pila de periódicos nacionales e internacionales).

Congelados los precios, congelado el control de cambio, congelados los anaqueles y las cavas, congelados los cánones de arrendamiento, congelados los peajes, congelados, también, ahora, estamos los venezolanos, por el frío que nos atraviesa el espinazo de purita vergüenza que nos causa el congelamiento de los activos mundiales de nuestra industria nacional, por más de 12 mil millones de dólares, gracias a la "barbaridad, imprudencia, locura, insensatez, error, disparate, estupidez, necedad" (sinónimos de "burrada", Diccionario de Sinónimos y Antónimos, Santillana) del peor presidente que ha tenido Venezuela desde 1811 hasta esta fecha.

Es imperdonable que un gobernante, cuya función es servir al pueblo con la diligencia de un buen padre de familia, fomente el odio, apañe la violencia, destruya la economía, arruine a Pdvsa y vulnere la seguridad de los ciudadanos. Pero más grave aún es que lo haga impunemente, sin rendir cuentas a nadie y sin que nadie se las exija en el propio país. Tiene que ser una empresa extranjera la que mueva los resortes de la administración de justicia de otros países para que se sancione el mal proceder de un jefe de Estado que, equivocadamente, piensa que puede hacer y deshacer compromisos y contratos a su antojo, y que puede maltratar y ofender al prójimo sin consecuencias.

Hugo Chávez nos ha expuesto como nadie a la crítica, al deshonor y a la vergüenza ante nosotros mismos y ante el mundo. A la inmoralidad de su gobierno se suman su incompetencia y estrepitosa incapacidad para gobernar el país, con la adocenada complicidad de los representantes de los poderes Legislativo, Judicial, Electoral y Ciudadano, amén del apoyo de un grupo de devotos que no ven más allá de su boca o de su beca. Cuesta creer que de todos los que se fosilizan dentro de esos bloques de hielo, inoperantes e inútiles, en que han degenerado nuestras instituciones, no haya un diputado, o un magistrado, con un mínimo de sentido común y de responsabilidad, capaz de descongelar su propio miedo y derretir su sumisión, para convencerse y convencer a sus pares de la necesidad de que prospere un antejuicio de mérito contra el Presidente de la República.

¿Será posible que una orden judicial como ésta, que bloquea las cuentas de Pdvsa en los bancos de todo el mundo, que congela los bienes de la principal empresa nacional, no remuerda la conciencia de esa gente, no altere su ritmo cardiaco, no perturbe su sueño? ¿Será que un acontecimiento tan bochornoso no nos duele a todos ni nos duele igual?

En vano saldrán a predicar patriotismo, a pregonar soberanía, a rifar revolución, a defender nacionalismo. Ha quedado fehacientemente demostrada la inescrupulosidad con la que Hugo Chávez y sus lacayos abusan del poder, estafan al pueblo y enajenan el patrimonio nacional.

12 de febrero de 2008

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