No se hace política desde el apolitismo

Muy mal estamos en este país nuestro de cada día si la sociedad, al reconocer en el movimiento estudiantil un liderazgo bien ganado, pretende, sin embargo, desconocer, por decepción o por desconfianza, la necesaria existencia e importante misión de los partidos políticos, endosándole a aquél las funciones de éstos. Por su parte, los estudiantes, alérgicos a las etiquetas, intentan hacer política desde el apolitismo.

Si hemos de luchar contra el monopartidismo, no hay otra forma de hacerlo que reforzando el pluripartidismo. Si vamos a combatir la hegemonía ideológica, es preciso debatir sobre las diversas ideologías. Si estamos defendiendo nuestros derechos de la arbitrariedad gubernamental, ese esfuerzo sólo puede realizarse mediante actividades políticas. Las protestas, las marchas, las asambleas de estudiantes, las denuncias públicas, los comunicados, los debates, el sufragio y todas las expresiones de pensamiento y opinión, orales o escritas, sean a favor o en contra de la oposición o del gobierno, son hechos políticos, conductas políticas.

¿Cómo interpretar, entonces, que los dirigentes estudiantiles insistan en que no son políticos cuando todo lo que han hecho, desde que el gobierno mutilara la libertad de expresión, es Política? Que no son políticos de oficio, se sabe. Que no quieran parecerse a los políticos tradicionales, se entiende. Que traten de deslindarse de los pseudopolíticos y de la politiquería, se aplaude. Pero que nieguen una y otra vez que no son políticos -a secas- es, cuando menos, una contradicción, porque esa inquietud que los arranca del pupitre y los lleva a la calle con una pancarta y un lema, es la revelación de una voluntad política de cambiar el rumbo de las cosas, y, ¿por qué no?, las cosas mismas. No tienen, pues, por qué temerle a la palabra "política", y mucho menos despreciar el arte de la Política. Sería como desdeñar la Democracia, solamente porque quienes gobernaron en su nombre fracasaron o la desprestigiaron.

Sin política no habría ciudadanos, ni pueblo ni Estado ni gobierno, como tampoco leyes, derechos ni deberes; no tendrían sentido la libertad, la igualdad, la justicia y ninguno de esos valores que con tanta vehemencia defendemos de quienes se empeñan en destruirlos; no existirían las ideologías, ni los movimientos, partidos y organizaciones.

La Política es el instrumento por excelencia para lograr las más elevadas aspiraciones de los seres humanos. Político es el individuo que se interesa por los problemas de su entorno, que piensa en cómo podría contribuir a solucionarlos, que se solidariza con el prójimo, que no tolera las injusticias, que sueña con un país mejor. Hacer política es asumir una determinada actitud "frente a" y "por" un ideal, una tendencia, una situación. Una persona hace política con sólo pararse en una esquina y ondear una bandera ante los conductores que esperan por el cambio de luz del semáforo.

No creo que sea posible hacer política desde una postura apolítica. En todo caso, los estudiantes venezolanos han sacado al pueblo del letargo y lo han puesto nuevamente en la calle, empleando medios políticos y, además, con objetivos políticos. ¿Hay algo más típicamente político que las manifestaciones? ¿Hay algo más inherente a la Política que la libertad de expresión?

Vamos, entonces, a sacudirnos los prejuicios y a comportarnos con la seriedad que la Política exige, pues en las actuales circunstancias nuestra mayor responsabilidad es política…, porque es con Venezuela.

19 de junio de 2007

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