¿Quién le teme a la libertad?

Le temen a la libertad quienes se pasan la vida buscando la manera de limitarla, mutilarla y someterla; quienes se afanan en una lucha tenaz contra la naturaleza individualista del ser humano; quienes promueven el colectivismo aduciendo el bien común y la justicia social.
Le temen los socialistas, los comunistas, los fascistas, los nacionalistas y los militares, porque la libertad es la fuente del pensamiento crítico, del racionalismo, del pluralismo, de la tolerancia, y del respeto por la diferencia y la diversidad. Esto es, todo cuanto ellos estigmatizan y combaten.

Le temen por muchas razones, principalmente porque asumen la libertad como arbitrariedad y la ejercen en forma abusiva contra los demás. A su estrecha concepción del mundo se opone su amplia percepción del poder, y la libertad, ya sea individual o colectiva, no encuadra dentro de estos parámetros. Para ellos, el pueblo son las masas ignorantes y pobres que no saben lo que quieren y para las cuales la libertad, no sólo es un bien inútil, sino un instrumento peligroso.

Así lo interpreta con absoluto desparpajo Adolfo Hitler en Mi lucha: "La psiquis de las multitudes no es sensible a lo débil ni a lo mediocre. (…) , la masa se inclina más fácilmente hacia el que domina que hacia el que implora, y se siente más íntimamente satisfecha con una doctrina intransigente que no admita paralelo, que del goce de una libertad que generalmente de poco le sirve".

Le temen porque ven al individuo como una pieza más entre millones, cuya existencia se justifica únicamente por la función que deben cumplir de acuerdo con las órdenes de un líder supremo. El ser humano es para ellos una pieza igual a cualquier otra en el tablero de la sociedad, que debe ser movilizada, colocada y utilizada por la mano de un ser superior o "predestinado" (Hitler dixit) que toma por aquel todas las decisiones sobre su vida, sus necesidades y sus fines.

Le temen porque reconocen que la desigualdad es la característica más relevante de los seres humanos, por virtud de la cual temen ser superados en inteligencia, capacidad, habilidad, fuerza y sabiduría por otros individuos que son mejores que ellos. De ahí la importancia de suprimir la autonomía universitaria y de amoldar el criterio académico a los intereses político-ideológicos.

La libertad no es, pues, un fin en sí mismo, sino un medio para alcanzar diversos fines. Y estos fines son, por lo general, los de cada cual, los sueños y metas que cada individuo se propone lograr para su propio bien y el de los suyos. No hay manera de entender el bien común si no se entiende la necesidad de procurar el bien particular. La libertad es el único medio que existe para la realización del ser humano como individuo y como ciudadano. Es, en consecuencia, el único bien de uso común que ejercido en forma individual puede servir, simultáneamente, a esos otros fines que persigue la sociedad en conjunto.

Le temen a la libertad quienes, abusando de la propia, pretenden restringir al mínimo imaginable la de los demás. Su temor se refleja en la actitud que combina imposición e intolerancia, y se traduce en acciones de persuasión y fuerza. Pero ni siquiera con tales herramientas se construye una sociedad de seres iguales ni se distribuye equitativamente esa lata vacía denominada justicia social. Por el contrario, se acentúan las desigualdades y se eleva a sus máximos niveles la injusticia contra todos.

27 de febrero de 2007

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comparte tu opinión sobre este post.

Instagram