Favor con favor se paga

A nadie debe sorprender la designación de Jorge Rodríguez en la Vicepresidencia de la República. Si alguien albergaba alguna duda sobre el comportamiento del órgano electoral durante el referendo revocatorio de 2004 y el impactante resultado que dejó boquiabiertos y desconcertados a casi todos los venezolanos, he aquí cómo de las tinieblas de la falsedad ha surgido la refulgente luz de la verdad. Se confirma el proverbio de que entre cielo y tierra no hay nada oculto.

Jorge Rodríguez, para entonces rector del Consejo Nacional Electoral, ha visto recompensada su lealtad al presidente Hugo Chávez y su incondicional apoyo al proceso revolucionario nada menos que con el flamante cargo que le convierte en el segundo de abordo. No podía ser de otra manera, pues favor con favor se paga, y a estas alturas de la historia podemos comprobar lo bien sabido: el fraude de aquel referendo, avalado por la OEA y el Centro Carter y encubierto por los observadores internacionales.

Propicio es recordar que, en esos mismos días, Gustavo Cisneros se reunió con Jimmy Carter y Hugo Chávez, quizá para negociar las condiciones de un recíproco "mírame y no me toques" sostenido cómodamente hasta el momento. De hecho, el Presidente ha decidido "a lo macho" no renovar la concesión del espectro radioeléctrico de RCTV, Globovisión está en la mira de la artillería del Gobierno, Televen se ha adaptado convenientemente a las circunstancia, pero Venevisión está campante, recibiendo incluso elogios hasta de García Carneiro.

Curados de espantos, la mitad del país recibe los cambios en el Gabinete y las últimas noticias no como una novedad, sino como la confirmación de nuestro concepto sobre este Gobierno, que se caracteriza por el caradurismo sin límites, la distorsión de los valores morales, la arbitrariedad de sus decisiones, la falta de probidad de sus funcionarios, la repulsión de sus instituciones y el autoritarismo que sella cada uno de los actos emanados tanto del Ejecutivo como de los demás órganos de los poderes públicos.

Que no se queje el señor Insulza de los insultos que le ha dirigido Hugo Chávez a propósito de la recomendación que hiciera acerca de reconsiderar la medida contra RCTV. Que entienda de una vez toda la comunidad internacional que no está tratando con personas normales, ni con ciudadanos confiables, ni con demócratas, ni con funcionarios de carrera, ni con políticos serios.

Un régimen que acapara todos los poderes, que impone sus ideas, que exige sumisión, que atemoriza a sus ciudadanos, que ofende a sus pares, y que pretende mantenerse por la fuerza o por el fraude durante tiempo indefinido en el poder, dista mucho de ser un gobierno decente y respetable.

Y esto es apenas el abreboca de lo que está por acontecer. En la Asamblea Nacional, una cantidad de proyectos de ley han sido ya aprobados en primera comunión y otros lo serán más temprano que tarde, con el fin de arrastrar al país hacia el oscurantismo socialista que nos sumirá en el mar de la infelicidad colectiva.

Favor con favor se paga, es cierto, pero también expira la gratitud cuando sólo depende de la conveniencia circunstancial. Quienes hoy se empalagan con el almíbar del poder, mañana percibirán el amargo sabor del desprecio. Pregúntenle, si no, a Miquilena, o mejor aún, a José Vicente Rangel.

13 de enero de 2007

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