Profesión u oficio: Presidente

Por mucho que uno intente mantenerse informado, la velocidad con que se mueve el mundo en la actualidad hace imposible cualquier aproximación. De manera que el conocimiento tiene hoy más límites que nunca, de ahí la necesidad de las especialidades. Y hay especialistas para todo: ejercer la ingeniería, la física, la medicina, la educación, tiene como requisito imprescindible la formación académica que acredite a la persona para el desempeño de tales actividades, porque el estudio de la carrera en cuestión es lo que provee al profesional de las herramientas básicas para desarrollar su trabajo. Para ejercer como plomero, electricista, talabartero o chef de cocina, ya no basta con tener habilidad con tubos, cables, cueros o alimentos, es preciso pre pararse técnicamente en estos menesteres.

Paradójicamente, no existe condición técnica ni académica para gobernar. La Constitución venezolana establece en el artículo 227 que para ser presidente de la República "se requiere ser venezolano o venezolana por nacimiento, no poseer otra nacionalidad, ser mayor de treinta años, de estado seglar y no estar sometido o sometida a condena mediante sentencia definitivamente firme y cumplir con los demás requisitos establecidos en esta Constitución". "Esto es así para permitir que cualquier ciudadano interesado en los asuntos públicos tenga la posibilidad de acceder al poder y tratar de llevar a la práctica sus ideas sobre cómo gobernar mejor a su pueblo, y no cabe dudar de las buenas ideas e intenciones que tiene cada cual sobre el desempeño del más importante de los cargos.

Ya sean de ideas liberales, conservadoras, socialistas, anarquistas, militaristas o cualesquiera otra, se me ocurre que los aspirantes a la jefatura del Estado deberían, sin embargo, asistir a algún curso (si lo hubiere) de formación preparatoria sobre los intríngulis del poder y cómo evitar la tentación del despotismo demagógico, superar algunas asignaturas relativas, por ejemplo, a las repercusiones de la democracia y la autocracia en el desarrollo integral del país, aprender los principios básicos de la economía política en tiempo real, entender las razones y finalidades del protocolo necesario, pulir con un buen cepillo de dientes el vocabulario, estudiar el mapa de los vericuetos del desprestigio popular, conocer los efectos a largo plazo de la represión, conocer las normas del buen oyente, y entender las diferencias prácticas entre revolución y desastre, verdades y mentiras, consenso e imposición, deber y obligación, orden y órdenes, dignidad y resignación, salario y comisión, seriedad y ridiculez, buen gobierno y gobierno malo, entre otras.

Ante la inexistencia de estudios y titulación para graduar jefes de Estado, y en vista de que la carrera, por autodidáctica, anda a caballo entre el oficio y la profesión, se ofrece como alternativa que los próximos aspirantes a presidente de la República y lo mismo vale para concejales, alcaldes, gobernadores y diputados se tomen la molestia de buscar en el diccionario los significados de ciertos términos esenciales al ejercicio del poder para que sepan en qué consisten sus funciones y, sobre todo, que el mismo no se desempeña para "ser servido" sino para "servir a los demás", y que su relevancia no equiva le a "impunidad" sino a "responsabilidad".

7 de julio de 2005

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